Después de un charla de autocuidado mental donde enseñaba algunas técnicas de meditación en una universidad en Colombia, se me acerca un joven de veinti tanto años; Jean roto, camisa negra y chaqueta de cuero y me dice:

Después de un charla de autocuidado mental donde enseñaba algunas técnicas de meditación en una universidad en Colombia, se me acerca un joven de veinti tanto años; Jean roto, camisa negra y chaqueta de cuero y me dice:
¿Qué salud te traerá el futuro? Hacer esta pregunta tiene un tinte de suerte. Como creer que los resultados de los exámenes médicos ya estaban planeados quizá por la mente de alguien o por la influencia del cosmos.
Vivimos en una tóxica paranoia diariamente, nos alejamos de la gente, nos limitamos a vivir en una burbuja de confort, en una pequeña ventana virtual repleta de likes evitando que alguien de afuera nos contamine y nos envenene con su existencia.
En el constante propósito de mejorar de la oferta en servicios de salud se hace necesario replantarse uno de los paradigmas de la medicina actual que tiende a buscar la salud «en el exterior»: en el medicamento, el tratamiento o en el «doctor», desvinculando el gran potencial que tienen las personas en su propio desarrollo.
Aunque nos parezca un poco extraño, científicos han demostrado como la felicidad si se puede alcanzar .